La procrastinación es un reto al que nosotros nos encontramos en cierto punto de nuestras vidas, es un inevitable. Algunos suelen llamarle de manera irónica como una enfermedad altamente contagiosa y de la que ningún doctor puede ayudarte a sanar.
Suele aparecer entre estudiantes y queda bien interiorizada entre los profesionales.
Desde quejarte del trabajo que te toca enfrentar, atascarte de comida o esperar hasta el último momento para realizar esa actividad que tanto te aqueja, es uno de sus tantos síntomas.
Así que en esta entrada te contaré qué es la procrastinación, conocer por qué procrastinas, que NO es procrastinación y cómo debes combatirla.
¿Qué es la procastinación?
El término procrastinación propiamente deriva del latín: pro (adelante) y crastinus (posposición, postergación). Por lo tanto, procrastinus es la acción de postergar actividades para atenderlas a futuro.
Los seres humanos hemos estado procrastinando durante siglos. Es algo atemporal, de hecho, porque filósofos como Aristóteles y Sócrates desarrollaron una palabra para describir este tipo de comportamiento. Le nombraron: Akrasia.
“Enséñame lo limitado de mi tiempo, porque el bien de la vida no radica en su extensión sino en su uso.”
– Séneca
Séneca consideraba que el tiempo no era algo valioso en sí como cantidad, él veía el verdadero valor de él en saberlo usar de manera sabia y apasionada.
Y bueno, la procrastinación es un término bastante usado en psicología, es un comportamiento clave para definir tipos de ansiedad o trastorno de pánico.
Es un comportamiento que a todos nos afecta en mayor o menor medida en alguna ocasión donde solemos llamarla “pereza” postergándola para el día siguiente.
Los problemas surgen cuando te vuelves una especialista en postergar tus actividades continuadas de una tras otra. Desde ir a hacer las compras, ordenar tu oficina, dejar de fumar, hacer dieta, hasta problemas no resueltos en tus relaciones de amistad, trabajo o tu pareja.
El no hacerse responsable de tus actividades crea un ambiente de caos y frustración acumulados. Finalizando con sentimientos de inferioridad, estancamiento, insatisfacción y frustración.
Si eres de las que continuamente no tiene tiempo, déjate de engañar. Cuando decimos no tener tiempo es porque realmente no sabes si lo tienes y te estás volviendo una especialista en postergar.
¿Por qué procrastinamos?
Definir como tal la procrastinación está bien, pero no nos quedemos ahí. ¿Por qué procrastinamos? ¿qué pasa en nuestro cerebro que nos haga evitar las actividades que deberíamos realizar? Vamos a incorporar un poco de ciencia para comprender esto y actuar.
Investigaciones en psicología conductual han revelado un fenómeno llamado “inconsistencia en el tiempo”, que ayuda a explicar por qué la postergación parece atraernos a pesar de nuestras buenas intenciones en realizar las actividades.
La inconsistencia temporal se refiere a la tendencia del cerebro humano a valorar las recompensas inmediatas más que las futuras.
Muchos consideran que la mejor manera de entender esto es imaginando que tienes dos seres: tu ser del presente y tu ser del futuro.
Cuando creas metas, como escribir un libro, comenzar un proyecto de emprendimiento o aprender un nuevo idioma, estás haciendo alusión a esos planes que tienes con tu ser del futuro. Estás imaginando cómo quieres ser en el futuro.
Los investigadores han descubierto que cuando piensas en ti a futuro es más fácil a tu cerebro agregar un valor al tomar acciones, viendo el beneficio directo a largo plazo.
A pesar que tu ser del futuro puede establecer metas, tu ser del presente es el único que puede condicionar que eso llegue a pasar si decide tomar medidas y hacer sus lineamientos.
Cuando es el momento de las tomas de decisiones ya no es tu ser del futuro quien está eligiendo. Ahora es tu ser del presente, y tu cerebro ha asociado en que, si tomas tales decisiones, estás yendo a tu recompensa a largo plazo.
De esta manera los investigadores han descubierto que al Ser del Presente realmente le gusta la gratificación instantánea, no el pago a largo plazo.
En resumen, es normal que a tu ser del presente y a tu ser del futuro muy a menudo estén en desacuerdo entre sí. Como cuando una parte de tu futuro quiere ser sano y tener una dieta balanceada pero tu ser del presente quiere un pastel.
Y así es como podrías irte a la cama sintiéndote motivada para hacer un cambio en tu vida, pero cuando te despiertas te encuentras volviendo a los viejos patrones de conducta.
Recuerda: tu cerebro valora los beneficios a largo plazo cuando están definidos en el futuro, pero le incentiva la satisfacción inmediata cuando se trata de hacer algo que te haga llegar a ese futuro dentro de tu presente (hoy).
¿Por qué combatimos la procrastinación?
¿Por qué nos molesta o estresa prolongar actividades? Estudios recientes han demostrado que las personas lamentan más las cosas que no han hecho que las que han logrado.
Sentimientos tales como el arrepentimiento y la culpa son derivados de las oportunidades perdidas que tienden a permanecer con las personas mucho más tiempo.
A veces, todas nuestras oportunidades parecen estar al alcance de la mano, pero de repente parece que no podemos alcanzar. Cuando postergas actividades por verlas difíciles o riesgosas, pierdes el tiempo en que podrías estar invirtiendo en algo significativo.
Bien hubiera hecho X y hoy seguramente estaría mejor.
En el día a día sabemos que es propicio para postergar distrayéndote y para aprender a superar ese bache en el que estás, es una de esas habilidades de las cuales nadie habla pero que son tan importantes como aprender Excel.
¿Qué NO es procrastinación?
Procrastinación NO es pereza
Cuando procrastinas a menudo dejas hasta el último momento o, incluso evades para no hacerlo nunca. Sin embargo, hay que tener cuidado, ya que la procrastinación no es un signo de pereza.
Para quedar claros, las personas perezosas simplemente no hacen nada y están bien con eso. En cambio, los que tienen el deseo de hacer algo, pero no pueden responsabilizarse en hacerlo es de procrastinadores.
Procrastinación NO es relajarse
Tampoco debes confundir momentos de relajación con la procrastinación porque relajarte te recarga de energía.
En cambio, procrastinar te la desperdicia y quita. Cuanta menos energía y ánimos tienes, más estresada, frustrada y deprimida te vuelves. Envolviéndote en un ciclo de baja energía y posponiendo tus responsabilidades.
Uno de los principios fundamentales de ser productiva es relajarte, organizarte, saber llevar tus responsabilidades de trabajo feliz y a largo plazo.
¿Cómo combatir la prorcastinación?
Toma muy en cuenta estos tips y si eres una seguidora, te darás cuenta que te he hablado en diversos blogs que dejaré aquí anexos:
1. Tu propósito personal
Crear tu propósito es una de las herramientas principales, te ayuda a comprender tus prioridades y habilidades compaginadas para que nunca pierdas el sentido de tu vida.
“La visión sin acción es un sueño, la acción sin visión es una pesadilla.”
– Proverbio Japonés
Al mismo tiempo, te ayuda a establecer tus prioridades para que todas tus acciones se dirijan a tu meta a largo plazo. Buscar y comprender lo que te motiva, podrá mantenerte en disciplina y aprovechar al máximo tus días.
Si quieres un poco más de refuerzo de cómo encontrar tu propósito de vida, te invito a leer 4 Cosas que puedes hacer cuando estás aburrido de tu vida.
2. Es momento de mapear tus ideas
Después de haber pensado lo que quieres para ti y tu vida, es necesario agarrar papel, lápiz y mapear tus ideas. ¿Qué mejor que tener claridad y potenciar el análisis de tu propia investigación?
Siéntete libre en hacer uso de esta plantilla gratuita de Trello que he hecho justamente para ayudarte a desglosar tus actividades y darles su prioridad.
3. Haz la tarea más pesada primero
Los mejores amigos de la procrastinación son los distractores y los malos hábitos. Por ende, de hoy en adelante serán tus peores enemigos. Esta va a ser una tarea difícil, pero debes hacerla.
Considera un par de horas de tu mañana para leer este par de blogs de los mejores bloqueadores de distracción que te recomiendo y cómo crear tu rutina de mañana.
4. Oblígate a terminar tu trabajo
Este paso es bastante obvio y podría llegar a malinterpretarse. Fuérzate a ti misma en terminar el trabajo que era tu actividad pesada para culminar el día.
Toma pequeños descansos y persiste, para ello podría funcionarte bien la técnica pomodoro porque será obligarte a ti misma en culminar pequeños segmentos de trabajo sin distraerte en otras actividades.
Lo importante de este paso es superar esa sensación de no querer hacer tu trabajo. Toma la iniciativa de terminar ese trabajo temprano y no postergar al día siguiente. Serás feliz al final.
5. Conócete a ti misma
Enfócate en lo que te empodera y te motiva. Tómate un momento para visualizarte a ti misma culminando esos trabajos pesados y cómo es esa sensación de alivio te satisface por haber terminado eso que tanto anhelabas.
Si es de ser posible, anota en un calendario, diario o libreta esos avances. Concluye cada día en cómo está tu estado de ánimo después de lograr tus actividades.
¿Con qué finalidad? Si una semana tienes un bajón emocional o físico, analiza cómo aquellos días que alcanzaste tus pequeñas metas te hicieron sentir y en qué posición estás de cuando comenzaste a plantearte el proyecto.
No existe una pérdida, solo es una semana mala y la siguiente retomas tus actividades. Conócete qué necesita tu cuerpo para poder seguir en lo que estás.
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